No, tu acento no es un defecto — y tampoco lo son las otras partes únicas de ti

Destacar funciona mejor que encajar (¡y no solo cuando se trata de hablar en público!)

Hace poco me encontré con un anuncio que me dejó helado.

Afirmaba que eliminar tu acento y adoptar un americano “perfecto” podía aumentar tus posibilidades de conseguir un ascenso en un 16 %.

Dieciséis por ciento…

Al principio puede sonar convincente —incluso lógico—. Al fin y al cabo, nos han enseñado que cuanto más “encajemos”, más posibilidades tendremos de tener éxito.

Pero aquí va la verdad:

Tu acento no es un obstáculo. Es un diario de viaje.

Lleva la historia de dónde vienes.
Las ciudades por las que has caminado.
La familia que te crió.
La cultura que te moldeó.
La valentía que hizo falta para dejar tu hogar, aprender un nuevo idioma y empezar de nuevo.

Es una prueba viva de coraje — no un defecto que haya que borrar.

Y no se trata solo de acentos.

Quizá sea el tono de tu voz —”demasiado suave, demasiado grave, demasiado distinto”.
O quizá sea alguna otra parte única de ti que te han dicho que escondas.

Estas son las cosas que a muchos nos enseñan a ocultar, a reprimir o a “arreglar” para que se nos tome en serio.

Pero aquí está la ironía:

Destacar funciona mejor que encajar.
En el momento en que dejas de intentar mimetizarte y empiezas a asumir lo que te hace diferente — todo cambia.

Es cuando la gente escucha.

Porque el mundo escucha de forma distinta cuando no eres víctima de la inseguridad.

No porque hables más alto.
No porque te hayas pulido para parecerte a otra persona.
Sino porque te presentas con seguridad, orgullo, y siendo tú sin pedir perdón.

Deja de disculparte por lo que te hace diferente. Empieza a convertirlo en tu ventaja.
Cuando abrazas tu voz —acento incluido— dejas de verla como algo que corregir— Te vuelves imparable.

¿Quieres apoyo para adueñarte de tu voz en contextos de alta exigencia?


Mi programa, Executive Talk Rewire™, ayuda a profesionales a superar el miedo, reprogramar inseguridades profundas y transformar lo que antes veías como defectos en potentes herramientas de liderazgo.

www.danieldellano.com

Previous
Previous

El rechazo: la verdadera raíz del miedo a hablar en público

Next
Next

El camino solitario: por qué el miedo a hablar en público se vive en silencio en las empresas